Abril Phillips
DJs que ‘pinchan’ música rodeados de multitudes de jóvenes. Grandes escenarios con efectos visuales que atraviesan la oscuridad. Noches de fiesta que duran días. Personas saltando y bailando. Sexo, éxtasis y alcohol. Vértigo y excesos. Cuando nos hablan de una profesión dentro del mundo de la música electrónica, probablemente nos imaginemos algo muy distinto a lo rutinario y convencional. “Hay gente que sigue pensando que yo solo trabajo los fines de semana”, dice entre risas Cora Novoa. De pelo blanco rapado a los costados y con un flequillo corto y recto sobre la frente, la impronta artística de Novoa se delata en su estilo y hasta en su forma de hablar, sincera y expresiva.
Además de ser DJ, ella compone y produce música, tiene su propio sello discográfico Seeking the Velvet (SKTVT), ha tocado en grandes festivales como el Sónar y es creadora en Patreon, entre otras cosas. “Hay semanas en las que trabajo de lunes a lunes, diez horas al día. Las actuaciones y lo que se ve en redes sociales es solo la punta del iceberg”, explica.
La DJ que lleva su música tanto a plataformas virtuales como a festivales en espacios físicos asegura que: “Son muchas las cosas que tienes que coordinar. El proyecto que estoy desarrollando con Patreon, por ejemplo, implica preparar mucho contenido, porque la idea es crear una comunidad, que es algo que me fascina”.
A Cora Novoa le gusta su profesión por la música, no por los escenarios. “En realidad soy tímida. Conozco muchísima gente, pero tengo muy pocos amigos”, confiesa. La parte de la fiesta no es lo que la apasiona de la música electrónica. Ella es más de escuchar música con audífonos que por grandes altavoces. “Soy bastante tranquila, me gusta mucho estar en casa e intentar aprovechar el tiempo con la familia”, dice y explica que: “No salgo de fiesta todos los fines de semana, eso ya lo viví. Solo de vez en cuando. Al Sónar Festival voy todos los años, porque es una cita obligada, hay muchas propuestas creativas, o también a ver a bandas puntuales o DJs amigos”.
Su rutina diaria, explica, consiste en “trabajo, trabajo, trabajo”, combinado con Crossfit y deportes extremos. Cada tres o dos meses, vuelve a su casa en Galicia para visitar a su familia. “Como buena gallega, tengo morriña y siempre echo de menos a mis raíces, a mi familia y amigos, a la comida de mi casa y a la forma de vivir de allí”, explica. Lo que aparece en sus redes sociales es solo la punta del iceberg no sólo a nivel profesional sino también personal. “Aunque intento ser cercana y mostrarme como soy, no me gusta exponerme demasiado. Procuro siempre tener un pie en la tierra y separar mi trabajo de mi vida personal que es, justamente, personal”, aclara.
A Novoa lo que la cautivó de la música electrónica es que funciona como un paraguas bajo el cual puede reunir muchos estilos musicales. La música es algo que la acompaña desde muy pequeña. “Siempre estuve relacionada con la música. Tengo formación de flauta travesera. Al cabo de los años, descubrí muchos otros estilos y la electrónica me fascinó. Poco a poco empecé a componer mis propias producciones”, dice Novoa.
Su padre fue quien le hizo escuchar el primer tema de música electrónica por disquete. “En aquella época no se escuchaba en la radio, ya que pasaban música más genérica y comercial. Mi padre también me hacía escuchar salsa, flamenco, folk”, recuerda la productora y DJ y asegura: “Él es quien me ha inculcado la pasión por la música y creo que el responsable de que yo me dedique a esto. Me enseñó a no tener etiquetas en la música. Lo que importa no es el género, sino que sea buena”.
Cora Novoa hizo su primera producción hace más de dos décadas, con sólo 16 años. Por aquel entonces, la digitalización tanto de la producción como del consumo musical era todavía muy incipiente. Se acababa de lanzar el primer pendrive con memoria USB, empezaban a circular los primeros reproductores de MP3 y, la apertura de la primera tienda de música online iTunes Music Store de Apple en 2003, marcaba el inicio del consumo musical masivo en dispositivos portátiles.
“Era más difícil producir música. Necesitabas más dinero para acceder a aparatos para componer. Una caja de ritmos, que ahora cuesta una cuarta parte de lo que sale un ordenador, en aquel entonces valía una fortuna. Hoy ya está todo el proceso digitalizado. Es parte de la evolución y democratización de la cultura y el arte”, indica Novoa.
Ella aprendió a crear música por sí misma. “Fui autodidacta hasta que me mudé a Madrid con 21 años. Ahí pude conectar con más gente y hacerme un hueco. Lo bueno que tiene el ser autodidacta es que te creas una actitud de querer aprender y un hábito de constancia”, dice la música y agrega: “Los artistas no nos podemos olvidar de que puedes llegar, pero lo más difícil es mantenerse. Tienes que cuidar tu trabajo y no limitarte a hacer siempre la misma fórmula, porque eso tiene fecha de caducidad. El éxito puede nublar a muchas personas”.
Con una larga trayectoria dentro de la industria musical, a Cora Novoa le tocó lidiar con que la compararan con otros DJs varones o que le hicieran preguntas sobre su vida amorosa, sobre su ropa o su aspecto. “Son cosas que a un hombre no se las preguntan. Esto ya marca la diferencia, ¿por qué hay que diferenciar entre hombre y mujer? Si al final es música”, dice y agrega: “Estamos en una sociedad machista y al final el hecho de ser mujer es algo que siempre te va a marcar. En la industria musical, siempre se ha hecho un poco esto de mirar con doble lupa y exigir el doble a las artistas mujeres que a los hombres”.
La productora logró una exitosa carrera profesional en un sector muy masculinizado. De acuerdo al estudio Inclusion in the Recording Studio 2021 de Spotify, de los 173 artistas que aparecieron en la lista Billboard Hot 100 Year-End en 2020, el 79,8% eran hombres y el 20,2% mujeres, un ratio de 3,6 artistas hombres por cada artista mujer. La presencia de mujeres productoras es mucho más reducida. En la producción, la proporción de hombres es de 38 por cada una mujer, siendo las mujeres solo un 2,6% del total.
“La brecha es sobre todo pronunciada en los puestos de poder, en los cargos directivos. Al final los hombres son quienes toman las decisiones”, indica Novoa. Efectivamente, según un estudio de la Asociación Mujeres de la Industria de la Música (MIM) de este año, las mujeres dentro de la industria musical española ocupan solo un 37% de los cargos de presidencia y casi el 70% de las mujeres del sector cobra menos del salario medio español masculino.
Lee tambiénA pesar de la evidente desigualdad, Novoa interpreta que “aunque todavía falta, el escenario empieza a cambiar un poco con las nuevas generaciones. Le diría a cualquier chica que quiera dedicarse a esto que luche por lo que quiere hacer, que trabaje todos los días un poquito y que no es imposible. Si yo estoy aquí y ella también lo puede conseguir”. Para Cora Novoa, hacer música no es solamente su trabajo: “Es mi vida. Toda mi vida, mis relaciones personales y profesionales giran en torno a ella. Es lo que me hace tener ganas e ilusión”.
